LO QUE NO SE VE EN LA PELÍCULA BLANCANIEVES DE PABLO BERGER, CANDIDATA A LOS OSCAR DE HOLLYWOOD A LA MEJOR PELÍCULA EXTRANJERA
Las imágenes que forman este vídeo fueron remitidas a la Plataforma La Tortura No Es Cultura (PLTNES) por una persona anónima que estuvo presente en el rodaje. En la película no se ve lo que se hizo con los novillos que utilizaron para la filmación de las secuencias relacionadas con la lidia de toros. Esta prueba documental certifica la veracidad de los testimonios que se habían recibido con anterioridad y que tanto el director, como una de las actrices, como la productora han negado: el maltrato e inútil sufrimiento al que fueron sometidos estos novillos. Y lo es más aún, cuando sabemos que también se utilizó un toro hidráulico para determinadas secuencias.
Debajo del vídeo está la explicación de lo que se ve en él, y es recomendable que se oiga con los altavoces para escuchar algunas frases que catalogan por sí mismas al banderillero y a la persona que desde la barrera intenta quitar una banderilla al novillo.
Es especialmente “curioso” que tanto el banderillero como el novillero lleven cámaras incorporadas y que cuando sale uno de los animales a la arena se pueda ver una cámara con sus operadores en el palco de autoridades. El primero, el banderillero, la lleva en su pecho y el segundo, el torero, la lleva en su hombro. ¿Para qué? ¿Con qué intención?
Además, si se observan los tendidos de la plaza, se puede comprobar que la decoración es similar a la que vemos en el cine: numerosas mantillas colgadas de los balcones de la plaza y el palco engalanado, lo que hace evidente que estas secuencias se grabaron como parte de la película.
Queda claro que se les sometió al tercio de banderillas y que los novillos que salen en la película son los mismos que aparecen en este vídeo (número 8 de herrado). Como se puede ver, sólo se les colocaron dos banderillas, número que coincide con las que las que llevan los animales que se ven en las imágenes que se pueden ver en el cine.
Queda claro que pasaron por la suerte de varas, es decir, que recibieron puyazos por parte del picador. Especialmente duro es este tercio de la lidia con el animal que aparece en la última parte del montaje de imágenes, que se ha realizado con los siete fragmentos de vídeos que fueron remitidos a la Plataforma.
Queda claro, como se sabía, que los novillos no fueron muertos a estoque, pero sabiendo que había un camión frigorífico de recogida de carne en la puerta de la plaza en el que fueron introducidos los cadáveres de estos animales, nos preguntábamos: ¿Cómo murieron?
Murieron sacrificados en las dependencias de la plaza tras haber sido utilizados en la filmación. ¿De qué forma? Suponemos que apuntillados ya que es el método que se utiliza en estos animales según los reglamentos taurinos. Murieron porque es inviable y además está prohibida la reutilización de toros que han pasado por una lidia dada su capacidad de aprendizaje. Además basta observar el estado en se encuentra uno de los novillos que es llamado desde la barrera para que salga del ruedo y entre por la puerta de toriles.
Esperamos que ahora, tanto el director como la productora nos expliquen que es para ellos o qué significado tiene lo que conocemos como “maltrato animal” que han negado en numerosas ocasiones. Colocar la divisa, clavar puyas en su cuerpo y banderillearlos e intentar arrancar uno de los arpones desde la barrera, es maltrato y no hay discusión alguna.
Ver y escuchar, especialmente lo que dice el banderillero cuando huye del animal después de clavar las banderillas: “¿Has visto lo que ha hecho el hijo de puta?” ¿Ver y escuchar lo que se dice desde la barrera cuando se intenta quitar una de las banderillas: “Llévatelo ya…” “… Hijo de puta”.
Hay que recodar que existen leyes que prohíben lo que Berger y su equipo hicieron con estos animales:
Imcumplir la Ley 1/1990 de 1 febrero de Protección de los Animales Domésticos (artículo 24.3.g) que considera INFRACCIÓN MUY GRAVE: “La filmación de escenas con animales para cine o televisión que conllevan crueldad, maltrato o sufrimiento cuando éstos no sean simulados” y la Ley 32/2007 de 7 de noviembre para el cuidado de los animales en sus explotaciones, transporte, experimentación y sacrificio (artículo 14.1.d), que considera INFRACCIÓN MUY GRAVE: “Utilizar animales en producciones cinematográficas, televisivas, artísticas o publicitarias, incluso con permiso de la autoridad competente, cuando se produzca la muerte de los mismos”.
Del mismo modo esperamos que dado lo que esconde la película “Blancanieves”, la Academia de Hollywood opte por no seleccionarla como candidata al Oscar a la mejor película extranjera y que la denuncia admitida por el Juzgado de lo Contencioso Administrativo Nº 31 de Madrid prospere.
Como dijo Pablo Berger, director de la película: “Con las palabras se miente, pero con los ojos no”.