Ayer, día 10 de febrero, estuvimos en el incomparable marco del Ateneo de Madrid, reunidos con 35 estudiantes de turismo de la "Universitá della Svizzera italiana de Lugano (Suiza), y sus profesores. Durante una hora y media, Marta Esteban, Alessandro Zara, y yo, en representación de la Plataforma La Tortura no es Cultura, les expusimos diversos aspectos relacionados con la Tauromaquia.
Alesandro les hizo un resumen de la historia a través de los siglos de la llamada "Fiesta Nacional", Marta les expuso la actualidad del movimiento abolicionista en España, les habló de las subvenciones que los taurinos reciben por parte de los distintos organismos oficiales, y de lo que opina la sociedad española de esta actividad a través de diversos datos y encuestas públicas, terminando su intervención con un vídeo en el que se recogían las opiniones de algunos turistas a la salida de una corrida. A mi me tocó explicarles lo que es la lidia para el toro, las diferentes suertes que la forman, y las consecuencias físicas y psíquicas que tiene para el animal, es decir, hablarles del sufrimiento en estado puro.
Había preparado para la ocasión un power point en el que aparecían algunas fotos de los tres tercios en que se estructura una corrida de toros: de varas, de banderillas, y de muerte. Lo cierto es que mi intervención no duró demasiado; cuando acababa de terminar de exponer el primer tercio de la lidia, el de varas, aquel en que el toro es sometido al castigo de la puya, ese arma cortante y punzante de 8,5 cm, de los que 6 cm corresponden a la cuerda de acero encordada y 2.5 cm a la pirámide formada por tres aristas afiladas cada una de ellas como la hoja de un bisturí, y empezaba a hablarles sobre el tercio de banderillas, la monitora nos pidió que dejara mi exposición. La razón: algunos de los estudiantes empezaban a encontrarse mal, y se estaban planteando abandonar la sala. Citando textualmente lo que comentó: "no están preparados para ver esto". Aún así, todavía tuve el atrevimiento de pasarles algunas fotos de la estocada y sus debastadores efectos en el toro. El descabello y la puntilla no fue posible explicarlos.
Ya había avisado previamente de que algunas de las imagenes que iban a ver eran bastantes duras, y cuando nos despedimos de ellos, dejé claro que lo que habían visto era la cruda y cruel realidad, la verdad de ese espectáculo.
Lo cierto es que tras la frustración por no haber podido acabar el trabajo preparado para la ocasión, tendré que congratularme de que este grupo de personas sensibles no pisarán jamás una plaza de toros, y que en un futuro, cuando vengan a España con turistas de su país, no se les pasará por la imaginación llevarlos a los templos de la tortura.
Creo que conseguimos cumplir el objetivo, o si se quiere, misión conseguida.
Éstas son algunas de las fotos que vieron los estudiantes y que les provocaron su reacción.
3 comentarios:
José, con tu permiso, me descargo algunas de las fotos expuestas en esa reunión, para difundirlas.
Sinceramente, no me extraña que se asustasen, todo el que tiene dos dedos de frente se sentiría mal al ver a un animal sufriendo. Con suerte les contarán a sus familiares la ''realidad'' de la tauromaquia, y no se llevarán el susto al entrar en una corrida, porque después de la charla que les diste, dudo que sean capaces de hacerlo.
Un saludo!
Sin duda fue una misión cumplida..quizás en desmedro de la exposición, pero no importa.
Lo acontecido en el Ateneo de Madrid es despertar conciencias, un peldaño más en pos de revelar la verdad..ésa es la manera.
Sinceras felicitaciones
Hola José Enrique.
Lamento no haber comentado los temás taurinos.
Ahora se ha abierto un debate en mi blog.
Me gustaría conocer tus opiniones.
Saludos.
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